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28 ago 2010

RESEÑA DEL LIBRO: EL PALACIO Y LA CALLE

Nombre completo: El palacio y la calle. Crónicas de insurgentes y conspiradores.
Autor: Miguel Bonasso.
Editorial: Planeta.
Páginas: 336.
Precio: 14,98 $

Este libro es un atrapante relato de los días de fuego y sus vísperas, cuando hicieron eclosión durante el diciembre argentino que conmovió al mundo en 2001. Encumbrados políticos, manifestantes anónimos, personas de los más diversos sectores sociales aparecen en estas páginas: "No se movían esos protagonistas para saber de qué se trataba, ni para reclamar la libertad de un líder, ni para evitar la violación del orden democrático. Lo hacían bajo la consigna 'Que se vayan todos', para comenzar a decir basta a un régimen económico, político y cultural, aunque no supieran bien por qué otro cambiarlo. A esa misma hora, en un salón reservado del hotel Élevage, algunos de los todos que debían irse analizaban cómo podían quedarse."
La historia secreta de la crisis argentina aparece contada de todas las maneras posibles. No es una cuestión de matices, sino de relatos directamente contrapuestos, vertidos por hombres del común social, o personajes de la elite que han ocupado ministerios o directamente la Presidencia de la República. ¿Quién miente? ¿O mienten todos, alternadamente? ¿Qué hicieron quienes callan bajo sospecha? Miguel Bonasso reconstruye la historia pública y secreta del arrebato de pasiones y poder, de pulsiones e intereses, que estalló en diciembre de 2001.
El Palacio y la Calle revela el complejo entramado de insurrección ciudadana y conspiración palaciega que llevó a la crisis de los cacerolazos y los saqueos, la caída de Fernando De la Rúa, la breve presidencia de Adolfo Rodríguez Saá y la asunción de Eduardo Duhalde como presidente de la República. Es, al fin de cuentas, una espectacular e imprescindible revista del sitio al Estado en un país cuyo gobierno proclamó el estado de sitio para conjurar la protesta social.

Germán Gusmerotti

El atrapante relato de Miguel Bonasso se centra en un excelente trabajo de investigación sobre los acontecimientos ocurridos durante los días que llevaron a la renuncia del electo presidente De La Rúa en diciembre de 2001.
La dialéctica entre “El Palacio” que representa lo sucedido en el ámbito político y “La Calle” que muestra los que ocurría en Capital Federal al momento de producirse las manifestaciones que sacudieron al país bajo la consigna de “que se vallan todos, que no quede nadie” o bajo las nuevas formas de protesta que fueron conocida como “cacerolazos” y la consecuente represión gubernamental, generan un ida y vuelta constante que hace que la lectura sea muy esclarecedora.
Los motivos que llevaron a este quiebre institucional están perfectamente detallados utilizando diversas fuentes que llevan a sospechar su veracidad aunque no haya mucho que discutirse al respecto.
La sucesión presidencial, que fue caótica, permitió la llegada de activos dirigentes políticos de prolongada trayectoria en los asuntos del Estado, como Rodríguez Saá y la “dama del ajedrez” Eduardo Duhalde.
El punto más sobresaliente es, quizá los momentos dramáticos ocurridos en “La Calle” que dejó en el tendal a varios muertos y a gran cantidad de heridos. Pero aquí hubo un solo perdedor y éste fue la sociedad argentina que una vez más tuvo que llorar a varios hijos, padres y esposos que en aquellos días habían salido a repudiar la insostenible corrupción política y la connivencia de los políticos con los grandes del comercio mundial instalados en nuestro país.
Este libro muestra una vez más la incapacidad que tenemos los argentinos de llevar adelante un verdadero gobierno democrático, en la que la igualdad de oportunidades no sea un frase que se la lleve el viento, como tantas otras, y que una vez por todas se convierta en realidad.
Una y otra vez se avasalló los derechos del ciudadano argentino y parece no tener solución inmediata como queda demostrado en esta obra al concluir los relatos funestos de diciembre de 2001 y la consecuente salida política durante el 2002.
Esperamos que esta obra del más exquisito periodismo sea la última que sea escrita gracias a la sangre de nuestros pares argentinos.

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